Mensajes en palomas de papel

¿A cuántas puestas y salidas de sol estoy de ti?, me preguntan mis ojeras, ¿cuántas noches más debo pasar en vela soportando este naufragio?, ¿Por cuánto más tendré que soportar que te vistas de otros nombres?, o lo que es peor, ¿cuánto tendré que fingir que me gusta llevar otros tantos diferentes al tuyo?

Disculpa que sean preguntas retóricas, es más, perdona que no se vea el reto en ellas. Lo que sucede es que los días pasan, la gente corre y ocasionalmente algún simple mortal le entra la curiosidad y se acerca a mí.

Qué pena que tengan que ver todas esas hojas sueltas rayadas por el haz y el envés, ese montón de ropa tirada, el sinfín de sonrisas por el piso y esa abundancia de letras volando por todo el lugar. Pero es que dime cómo les explico que las hojas lo que buscan es cubrir el daño, que lo único que mi ropa quiere es tapar tu ausencia, que en mis sonrisas está tu nombre escrito por todos lados y, finalmente, que sólo las letras me acompañan para poder recordarte como mereces.

Mis heridas siguen abiertas, así que, supongo, puedes pasar. Ten en cuenta que puedes venir cuando quieras, ni siquiera tienes que tocar la puerta. ¡Ah!, y no te preocupes, mis ojos pueden soportar un par de noches y amaneceres más, mientras tanto vamos a seguir leyéndole cuentos al viento, tal vez él quiera confabularse conmigo y susurrarte una que otra oración o verso al oído para que vengas.

Con amor,

María Paula.

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