Ella y sus mapas mentales

El ambiente se siente fresco, el sol brilla y se esconde de vez en cuando detrás de algunas nubes, las cortinas color rosa dejan ver, cuando quieren, la luz del exterior, y en medio de esos huecos luminosos se hacen evidentes un par de partículas coquetas que irradian destellos intermitentes. Pareciera que el calor del lugar aumenta, las paredes color papel engañan el cerebro y a pesar de que es un frío día de invierno, se siente tan ameno, que podría camuflarse como cualquier día de primavera.

Ella está sentada de cabeza en el sofá a rallas rojas, verdes y amarillo quemado, sus ojos fijos en en la lámpara que cuelga en el techo de madera, tiene las manos cruzadas y las piernas arriba tocando la pared.

"Todo es tan relativo", dice ella en voz baja mientras sus pupilas se dilatan ante los pequeños espacios de luz.

Todos pasan por la sala y la ven extrañados, incluso algunos, esporádicamente, le pregunta que si está bien, que si necesita algo, que va a ensuciar la pared con los pies o que esa posición le causará terribles jaquecas. Qué risible situación. Ella se siente como en una de esas escenas donde todos pretenden preocuparse por el estado físico o mental de una persona, pero realmente lo único que les preocupa es que no haga sentir incómodos a los invitados que cada tanto llegan o, simplemente, que no perturbe su sagrado espacio con extraños comportamientos.

Suspira lentamente, toma aire y mueve las manos como bailarina para alcanzar los rayos de calor que llegan cerca a ella. Mientras tanto en su cabeza se construyen diferentes escenarios. Por un lado, los sonidos de la cafetera, las voces de los cuartos aledaños, el agua regándose por el lavamanos y el artefacto extraño que está colgado en el balcón chocando sus esquinas, se vuelven una dulce y caótica sinfonía que altera cada vez más sus sentidos. Por el otro, los recuerdos fragmentados retumban en su cabeza como ecos de tiros de corto alcance. Cada vez más fuertes y más sangrientos.

Le gusta pensar en dolor, le gusta sentirlo; en general, le gusta sentir. La aficiona saber exactamente qué es lo que siente y encontrarle una explicación causal. Posiblemente esa es la razón por la que le piensa las cosas de cabeza, para ver todo desde diferentes perspectivas, o tal vez por eso es que las únicas analogías que logra hacer para hacerse entender es con algo fuerte y dramático, como las balas.

"Sólo soy mi máximo yo en dos situaciones, cuando siento que muero y cuando amo desmesuradamente", repite varias veces, "eso es lo único que saca a flote lo mejor de mí...". Quién sabe, tal vez algo de razón tenga.

Es interesante la situación, su cabeza es un inmenso laberinto y ella de alguna forma se las arregla para construir mapas mentales que se actualizan cada tanto respondiendo a las necesidades que tenga. Incluye lugares, sabores, olores, juegos, personas, entre otras cosas. Lo cierto es que se transforman cada que ella siente que se acerca a una zona desconocida, ya que construye grandes muros que impiden el paso. Aunque es tan hábil, que los hace de tal forma que en cualquier momento ella misma pueda destruirlos, porque sí, es bastante contradictoria y puede cambiar rápido de opinión.

El día corre, el sol se va, ya la temperatura vuelve a su estado natural y empiezan a sentirse los diez grados, pero ella sigue ahí, a la deriva de explicaciones que tal vez jamás encontrará, pero que, sin lugar a dudas, merecen por lo menos contemplarse e incluirse en mapas mentales.

-María Paula.

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