Puedo poner, uno a uno, los huesos exactos de un hombre en el lugar justo, puedo corregir la naturaleza, ser complice de Dios, pero nunca podré entender el misterio que más me atormenta y me da vida, tú. Se presume que es más fácil amar a una persona que entenderla, pero es mucho más peligrosa la primera, ya que el amor siempre duele. Para la gente como yo, sin disfraces, es muy difícil elegir uno de los dos, porque tratando de entender un par de ojos color sol, caemos en el terrible e insípido error de enamorarnos hasta del último lunar y rincón que nuestro misterio esconde (qué peor/mejor misterio que tú).

Aquí estoy de nuevo detrás del teclado, recordándote, misterio mío. Cuando no quiero pensar en nada pienso en ti, siempre dejando la cordura a un lado. Ojalá me cansara, ojalá el sexto sentido que tanto presumo funcionara para mí también, pero no. Desearía poder tocarte alguna vez por medio de estos puntos comas letras y espacios, ya que a la única persona a la que verdaderamente quiero llegar es a ti. Haces que navegue en barcos de papel con rumbo fijo a la nada, lo único que me guía son tus palabras, aunque ahora ellas también son náufragas de tu recuerdo.

No quiero sentir vacíos (de ti), pareces intermitente y eso duele. No es justo alimentar mi esperanza con pequeños suspiros camuflados en "mi amor", "mi novia" y "eres mía". Si pudieras acercarte y tocar más a fondo vas a ver cómo quemas, cómo las ganas de quererte se me salen por los poros. Me pregunto quién recibe, acoge e intenta convertir esas ganas en algo más que sólo ganas, estoy segura que no sos vos. Tú que apagas el fuego del infierno, tú que conviertes la basura en poesía, tú que bajas la luna y vuelves a Júpiter del tamaño de mercurio, tú que haces que cuestione mi razón... eres tú.

El cielo tiembla, él sí sabe qué pasa, yo no, no quiero saberlo porque duele.

-Paloma.

Barcos de papel con destino fijo a la nada.
Regresar al inicio