El otro lado

Es un asco el mundo sin ti, las noches sin ti, los sábados y los domingos sin ti, el tiempo sucesivo sin ti. Qué se vayan a la mierda todos los que me dicen que deje de pensar en ti, que ya es hora de superarte, de dejarte a un lado. ¿Acaso esos tarados no se dan cuenta de las miles de tácticas que he usado para poder dejarte sin tener que matarte? ¡No! parece que ellos no lo saben, y que tampoco entienden. No saben que el amor parte costillas, que quiebra paradigmas, que reinventa y que –en definitiva– no da mucha cabida a la elección, la razón o la dignidad. Me da cólera la situación.

Alguna vez te dije que ya no imaginaba la vida sin ti, y ahora que la vivo, en su mayoría ¡es una gran mierda!. No quiero extrañarte así, no quiero sentir vacío y nostalgia cada puta noche cuando veo el espacio que le sobra a la cama. 

Espero algún día poder estrangular y enterrar tus fantasmas, por lo menos por el tiempo que me lleve poder vivir sin que me atormenten y me persigan. ¡Ya fue suficiente! Suficiente de pensar si me extrañas como yo a ti, de si realmente me quisiste lo suficiente, si ya le diste a alguien más lo que esperaba que guardaras para mí, si sueñas también conmigo y te levantas con ganas de seguir durmiendo poniendo en tela de juicio el ‘ya la superé’. Me cansé de esta espera infinita, a ver cuándo se te da la gana de volver a mí por los besos y las largas noches abrazados que nos debemos hace tanto, de luchar contra los ‘tercos’ que decían que no podríamos con esto. 

¡A la mierda todo eso! Dale a quien se te venga en gana tu corazón, yo ya lo sentí, tanto carrasposo y frío cuando decías “me fastidias”, como el caliente y amable en donde repetías “quiero dormir con vos”.

Te necesito. Te amo hasta quién sabe dónde, más, mucho más allá de lo que te imaginas. Pero no vuelvas más.

-María Paula.

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